La cenicienta que no quería comer perdices!

lunes, 6 de junio de 2011

                              LAS PERSONAS MANIPULADORAS
Uno de los signos más comunes para detectar abusadores emocionales, es ver cómo manejan el tema del respeto. Las personas abusivas son muy demandantes y confunden respeto con atropello, arrogancia y falta de educación.
El abusador típico, suele exigir respeto. Demanda ser respetado, no sólo porque todo ser humano merece respeto, sino porque los abusadores suelen tener delirios de grandeza y atribuirse más derechos que los demás. Muchos abusadores emocionales creen, sinceramente, que deben ser respetados más sólo porque ellos sienten que valen más que otras personas. Esto es especialmente notorio cuando un abusador emocional ocupa algún cargo jerárquico en una empresa o un cargo de poder (político, religioso, social, académico). El abusador emocional realmente cree que merece un trato mejor o superior y un respeto mayor que aquél que merecen otras personas. Generalmente, suelen ser arrogantes, usan maniobras de manipulación o intimidatorias, exigen respeto y se ofenden fácil y rápidamente cuando no son tratados como desean.
La manera más fácil de idientificarlos es por su doble discurso o discurso inconsistente. Suelen exigir respeto al mismo tiempo que les faltan el respeto a los demás. Esto se debe a que creen que son mejores o más importantes que otras personas y que cualquier otro ser humano que no esté a su mismo nivel, está “por debajo” de su rang o cargo, y por consiguiente no merece el mismo respeto que ellos.
Por ejemplo, en un ámbito laboral o académico, es natural respetar a los jefes o profesores. Pero estos no siempre respetan a los empleados o alumnos de igual manera. En la vida diaria, nos cruzamos con muchas personas que ocupan cargos jerárquicos o que tienen un cierto rango y que, socialmente, debemos respetar. Un agente de cumplimiento de la ley (policía), un juez, un árbitro deportivo. Son quienes tienen cierto poder para hacer cumplir leyes o imponer un orden.
Pero lo cierto es que su jerarquía no les confiere, también, el poder de irrespetar a los demás. Cuando una persona es digna, bien educada y respetuosa, no necesita faltarle el respeto a otras personas al mismo tiempo que exige respeto de ellas para sentir que vale más. Y el abusador emocional presenta estas características. Por lo general exigirá respeto, pero no mostrará el menor signo de respeto hacia los demás, y mucho menos, de buena educación. Se ofenderá por nada. Demandará disculpas, pero nunca se tomará el trabajo de responder de un modo educado, mostrando respeto hacia otros individuos: por ejemplo, cuando el abusador emocional malinterprete algo, primero se ofenderá rápidamente exigiendo una disculpa, y luego nunca dirá gracias cuando la otra persona se disculpe, porque el abusador emocional realmente cree que está por encima de los demás y que los demás no merecen respeto como él.
Si queremos ser respetados, debemos respetar primero. Si alguien nos falta el respeto y se disculpa, debemos mostrar educación y respeto por esa persona, agradeciéndole que se haya retractado. El hecho que una persona ocupe un cargo o rango más alto que otra, no le da derecho a faltarle el respeto a otros o a creer que merece más respeto que los demás.
Los abusadores emocionales suelen poner mucho énfasis en las ofensas personales y cualquier comentario lo tergiversan y lo convierten en motivo de ofensa rápido. Cuando un abusador le exija respeto, aunque usted no lo haya ofendido, discúlpese y aléjese de esa persona tanto como pueda. Los abusadores emocionales normalmente no aceptan que los demás tengan razón. Las personas emocionalmente sanas y, sobre todo, bien educadas, sí.

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